1 de enero de 2016

Eraide 3x01: Niebla, cenizas y nada



La niebla devoraba el paisaje bajo la luz mortecina del mediodía que tímidamente conseguía atravesarla. Las figuras recortadas de los árboles, retorcidos y sin hojas debido al rigor del invierno, emergían de los neveros, creaban fantasmagóricas siluetas que encogían los corazones de los soldados con su frío abrazo en la lejanía.

¿Dónde acababa el cielo? ¿Dónde empezaba la tierra? No se podía aventurar. Sólo las pisadas de los infantes y los caballos sobre el terreno enfangado daban un ápice de vida a aquel infierno helado de las montañas altas de Noraik Ard.

Tras sus pasos quedaban jornadas atravesando cumbres nevadas y las penurias de marcha a través de aquella tundra, donde, en nombre de la Confederación de Tribus de Kresaar, habían desprovisto a las pequeñas aldeas por donde pasaban de víveres, telas y animales. Difícilmente podrían sobrevivir a lo que quedaba de invierno aquellas gentes, pero todo era en nombre de la seguridad de las tierras frente al imperial invasor. Era la ironía de la guerra.